miércoles, 5 de octubre de 2016

¿Cómo saber la calidad de un diamante?

La palabra diamante procede del griego antiguo y significa 'invencible' o 'inalterable'. En
efecto, se trata de una piedra preciosa de enorme dureza y gran atractivo estético, una gema cuya calidad es posible medir gracias a unas normas y nomenclaturas de interpretación internacional.

Para saber la calidad de un diamante tendrás que fijarte en lo que en los países de habla inglesa se conoce como las '4Cs': Colour (color), Clarity (pureza), Carat (peso, quilates) y Cut (talla).

Color
Es la transparencia de un diamante la que determina en gran medida su calidad. Cuanto más transparente, más preciado, y cuanto más amarillento peor. Los diamantes más blancos son los más escasos y dan además la sensación de ser más grandes. 

Pureza
La pureza de los diamantes se mide en función de las marcas internas que éstos tengan, o lo que es lo mismo: según el número, tamaño y posición de las inclusiones. Un diamante que carece de inclusiones, es de la más alta calidad. 

Peso
El peso de un diamante se mide en quilates. Lógicamente, cuanto más pese un diamante, más valor tendrá en el mercado. El quilate es una unidad que tan sólo se utiliza en las gemas y que equivale a 200mg o 0,20 gramos.
A más quilates, más precio. Pero como también intervienen otros factores como el color, la pureza y la talla es posible que un diamante pequeño valga más que otro de mayor tamaño, pues la calidad del pequeño puede ser mejor que la del diamante más grande. 

Talla
La talla viene determinada por la forma del diamante y la calidad de sus proporciones y del acabado. La talla tiene una relación directa con el brillo de los diamantes, algo fundamental, puesto que es el reflejo de la luz el que los convierte en piezas únicas.
Las proporciones entre las diferentes partes del diamante juegan un papel fundamental. Éstas han de ser las adecuadas, ya que de no ser así la piedra brillará con menor intensidad o incluso verse opaca.
Aunque, sin duda, la más conocida es la talla brillante. Es la forma que a la mayoría se les viene a la cabeza cuando escuchan la palabra diamante. Veamos con más calma la anatomía y las proporciones ideales que un diamante de talla brillante debe tener: 

Diámetro: El ancho del diamante medido por el filetín. Tabla: La faceta superior y la más grande. Corona: La parte superior que va del filetín a la tabla. Filetín: La estrecha banda que rodea al diamante. Pabellón: La parte inferior que va del filetín al culet. Culet: La punta inferior del diamante.
Como podemos ver en la imagen, vienen indicados los porcentajes ideales que debería tener un brillante. Estas proporciones, como es lógico, no son iguales en todas las tallas. 

Las tallas más habituales de los diamantes son las siguientes:


Certificado
Si tienes la intención de comprar un diamante, exige un certificado, porque si no lo haces, nunca podrás saber con certeza si está bien tallado o que valor tiene. 

En los certificados HRD y Gemacyt, las proporciones vienen indicadas en el apartado del mismo nombre según tres grados: VG (Muy buena), G (Buena), UN (Inusual).

Si el certificado es de la GIA no podremos saber directamente si las proporciones son buenas o no.

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